Las cascadas de Juan Curí, como se conocen en la actualidad, invitan al turista a ser parte interactiva, de una caída de agua que supera los 200 metros de altura y que forma al caer, un pozo de 5 metros de profundidad, donde la gente que se baña en él, recibe del cielo, un maravilloso poder curativo, que alivia desde las enfermedades más difíciles de tratar, hasta las amargas penas del corazón.
Su acceso se realiza por la vía pavimentada que de San Gil conduce a Charalá, a partir del cual se asciende por un camino paralelo al cauce de la quebrada La Chorrera hasta el pozo del Ensueño, en una distancia de 700 metros en un tiempo de 25 minutos.
En el recorrido se observa inicialmente como atractivo el cauce de la quebrada y su esplendorosa vegetación circundante, ascendiendo es necesario transitar por algunos cultivos de caña de azúcar y pan coger dispuestos a la margen izquierda del cauce para finalmente llegar al pozo rodeado de abundante vegetación considerada como una de las pocas reservas forestales del municipio.
Su estancia allí nos hace disfrutar de un agua fresca, del sonido y la brisa que se genera con la caída de la misma y de un pozo circular de 15 metros de diámetro apto para nadar y para la práctica de clavados desde las rocas que lo circundan sin peligro alguno; su profundidad varia de 1.70 metros a 3 metros en la zona de la caída de la cascada.
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